Lo conocí cuando apenas asistía con su padre, de manera tímida, a las reuniones comunitarias donde se ponían en común los logros y las dificultades barriales: que convoquemos a la administración municipal para conversar de por qué aún no aparecemos como barrio en el POT; que los muchachos de los combos están pidiendo una cuota para celebrar la navidad; que cómo hacemos con doña Margarita que aún no recibe el subsidio de la tercera edad… y así, las conversaciones giraron más en las dificultades que escuchaba en estas reuniones que los grandes logros que se mencionaban.

Encuentros a los que Marcos asistía una y otra vez, mientras iba adquiriendo su mayoría de edad. Pero con lo que no contaba Marcos era que a sus apenas 16 años se iba a convertir en la esperanza viva de su comunidad; un legado que le dejaría su padre luego de ser asesinado por creer enfáticamente que nadie tiene el derecho de quitarle la vida a alguien.

Ahora, Marcos es un líder social, al que cada alma de algunas de estas comunas de Medellín, depositan en él la esperanza de poder algún día vivir dignamente. Porque por alguna razón, los líderes sociales nacen y se hacen porque existen violaciones a los Derechos Humanos, hambre, desescolarización, falta de vivienda, desplazamientos y entre mucho otros; gobiernos corruptos que hacen de los dineros públicos sus botines personales y de guerra.

Y mientras Marcos busca relacionarse directamente con quienes tienen la responsabilidad de generar el cambio, con quienes deben escuchar la problemática para cambiarla, con quienes deben entender el daño que están haciendo, ellos en cambio dicen: “es mejor que no se meta conmigo. Y si se mete, ya sabe…”.

Cuándo será posible que los líderes sociales sean respetados y que sus mediaciones comunitarias sean convertidas en acciones posibles para mejorar la vida de cada uno de los ciudadanos colombianos.

Ya basta de asesinatos a líderes sociales.
Ya basta de amedrentamientos… Ya basta de señalamientos.
Que ser líder en Colombia, sea una posibilidad tangible y respetada.