Hemos sido testigos de cómo este virus nos ha ido afectando a todos, pero no a todos de la misma manera. Es como si nos estuviera mostrando de manera más aguda las estructuras asimétricas de nuestra sociedad.
Como si nos estuviera mostrando con una lupa las desigualdades sociales, económicas y políticas en las que vivimos en Colombia. Y ademas nos pone a reflexionar sobre los efectos de esta endemia, que no son tan democráticos como nos han dicho
Hasta hace algunos meses las marchas sociales eran por la búsqueda de soluciones frente a la educación pública, la salud y una lucha constante por tener una reforma agraria. Hoy paradógicamente toda la sociedad colombiana (ricos, pobres, mujeres, hombres, niños, niñas, jóvenes, adultos mayores y otros cuantos más); estamos en manos de los médicos, los campesinos y los maestros.
Entonces ¿qué es lo que tenemos que defender como sociedad?. Yo por ejemplo hoy quiero unirme a la defensa de la educación, una educación transformadora, una educación que nos permita reflexionar y no aprender de memoria. Que no enseñe a levantar la voz, no para agredir, sino para emprender luchas colectivas.
Hoy más que nunca necesitamos una educación que nos invite a involucrarnos en el cuidado de las personas vulnerables desde una perspectiva de cuidado colectivo. Que nos enseñe a aprender críticamente a partir de situaciones concretas que todo mundo conoce. Que nos invite a reconocernos como individuos en medio de una sociedad que reclama justicia social.
Así que es el momento, maestros, que interpelen la sociedad que desde la educación se ha construido y nos inviten a dibujar una nueva formar de entender cómo nuestras acciones deben contribuir a la discusión y gestión democrática de los espacios comunitarios. Es la única manera que aprobemos este curso de la vida colectiva.