Desde hace siete años, Doña Marina vende mangos en un andén de la avenida Oriental, en el centro de Medellín. Cada mañana saca su mesa portátil, pela los mangos y espera pacientemente a sus clientes.
Un día, Jairo caminaba por la avenida La Playa, guiándose con su bastón blanco sobre la guía podotáctil, un delgado camino en relieve puesto en el andén para orientar a las personas con discapacidad visual. Al doblar la esquina, chocó con algo inesperado: una mesa cayó al suelo y una docena de mangos rodaron por todas partes.
Desde entonces, Doña Marina ubica su mesa con cuidado para no obstruir el paso de los peatones, especialmente aquellos con alguna discapacidad. ¿Te has preguntado cuántas situaciones como la de Doña Marina y Jairo ocurren a diario en nuestra ciudad? Quizá te ha pasado algo similar: el desconocimiento en la sociedad es una de las mayores barreras que enfrentan las personas con discapacidad.
Diariamente, hombres y mujeres de este colectivo se enfrentan a obstáculos como motos y carros mal parqueados, huecos, escalones y desniveles construidos a necesidad propia sin pensar en los demás. Las barreras también se manifiestan en actitudes prejuiciosas que limitan sus oportunidades de acceder a la educación, encontrar empleo o disfrutar de servicios.
Si entendemos que el desconocimiento es una de las principales barreras, entonces parte de la solución está en nuestras manos. En esta Esquina, creemos firmemente que la acción es la inclusión. Actuando con empatía podemos contribuir a la creación de entornos más amigables para las personas con discapacidad.
La acción es la inclusión cuando somos conscientes de que simples actos como dejar una reja abierta hacia fuera, colocar la basura en la mitad del andén o mantener sillas y mesas en la acera, crean barreras para las personas con discapacidad.
La acción es la inclusión cuando no dejamos el carro o la moto atravesados en la acera, cuando respetamos los espacios destinados a las personas con discapacidad, cuando vemos al otro no por su discapacidad, sino por su humanidad.
Sin duda, la mejor acción que podemos tomar es acercarnos a las personas con discapacidad sin prejuicios y preguntarles cómo podemos contribuir a su inclusión efectiva en la sociedad.
La inclusión de las personas con discapacidad es responsabilidad de todos y de todas. Con acciones cotidianas, podemos construir un mundo sin barreras. Solo necesitamos tu compromiso. ¿Cuál es tu acción por la inclusión?
Así como Doña Marina, te invitamos a reflexionar sobre qué actitudes cotidianas puedes cambiar para que las personas con discapacidad puedan vivir en una ciudad y un país más inclusivos.
¿Cómo un amigo ha ayudado a tu libertad?