En Cáceres, municipio del Bajo Cauca de Antioquia, las risas, el juego, la algarabía y la conversación, son los sonidos que ahora se escuchan. La violencia que azotó la región durante décadas ha quedado atrás, y ahora este territorio vive un resurgimiento vibrante gracias al compromiso de una comunidad decidida a reconstruirse y a mirar hacia un futuro mejor.
En los corregimientos de Manizales y Jardín, y en la vereda Campamento se construyen espacios comunitarios que recuperan el encuentro y el disfrute.
El corregimiento de Manizales, de Cáceres, que durante años vivió el eco inquietante de las balas, ahora se alza como un faro de esperanza. En un pasado no muy lejano, Manizales, con aproximadamente 386 habitantes, fue un escenario de desesperanza. En 2009, la violencia alcanzó niveles inimaginables cuando grupos armados se enfrentaron en las inmediaciones del corregimiento. Las balas que zumbaban por el aire destruyeron la tranquilidad e interrumpieron la vida cotidiana, trayendo consigo una lucha por la supervivencia. La comunidad se vio forzada a restringir su movilidad, limitando no solo sus actividades diarias, sino también su acceso a la educación y a los servicios básicos.
En medio de ese caos, Lugarda Isabel Rivas, presidenta de la Junta de Acción Comunal del corregimiento, soñó con un lugar donde la niñez pudiera divertirse y compartir, como una manera de sobreponerse a la violencia. Allí surgió la idea de construir un parque infantil, que luego se materializó a través de los PDET.
Isabel no solo propuso el proyecto, sino que también, con su liderazgo y dedicación, supervisó la adquisición de materiales y la ejecución de la obra. Su participación fue vital para superar los desafíos y garantizar el éxito del proyecto. “Las mujeres hemos demostrado que no solo estamos para apoyar en la cocina, sino también para liderar y gestionar”, afirmó con lágrimas de emoción y orgullo. “Este parque infantil le cambió la vida a los niños, niñas, jóvenes y adultos del corregimiento de Manizales”, pues no solo se ha convertido en un lugar para la recreación, sino que también ha impulsado el comercio local, aumentando las ventas en la zona.
Hoy, el parque infantil se ha convertido en el corazón vibrante de Manizales, es más que una estructura, es un testimonio del poder de la comunidad para transformar el dolor en esperanza. Cada tarde, se llena de vida, los niños juegan, las familias se reúnen, y los ecos de las balas son reemplazados por las risas.
Y así como Isabel, las mujeres del corregimiento El Jardín también se empoderaron para acercar a su comunidad los servicios de gobierno a través de la construcción de la Casa de Gobierno, una obra PDET.
Mujeres Cacereñas: Sembradoras de Paz
Las adversidades del día a día por sobrevivir y sobreponerse al conflicto armado hicieron que los habitantes de Cáceres se reinventaran una y mil veces, lo que los llevó a emprender acciones colectivas para mejorar su calidad de vida, como el empoderamiento de las Juntas de Acción Comunal. Particularmente en la vereda Campamento, la comunidad priorizó la construcción de un espacio físico para reunirse y planear la vida desde la deliberación y la palabra.
Campamento: Territorio de Paz
Este renacimiento es un recordatorio poderoso de que, incluso después del dolor causado por el conflicto armado, siempre hay espacio para la esperanza y el cambio. La comunidad de Cáceres ha demostrado que, con unidad, esfuerzo y valentía, es posible construir un futuro en paz y alegría.
Reporteros comunitarios del municipio de Cáceres
Reinaldo Jesús Gómez Mendoza
María Mónica Rivera de La Cruz
Eder Rafael Navarro Díaz
Aleida María Arroyo Martínez
Adrián Camilo Cobo Martínez
Emisora comunitaria Cáceres Stereo
Por una comunicación para la paz
Este producto fue realizado con el apoyo del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para la paz en Colombia. Las opiniones y planteamientos expresados no reflejan, ni comprometen la posición del Fondo.