El espacio público es un lugar de encuentro y convivencia que pertenece a todas las personas. Es un espacio que permite que la ciudadanía se reúna, comparta y disfrute de sus experiencias y culturas en un ambiente seguro y accesible. Más allá del interés de turistas y visitantes, la Plaza Botero como espacio público es esencial para la comunidad local ya que les brinda la oportunidad de interactuar con su entorno de manera activa y positiva. Se trata de preservar y cuidar el espacio público para que siga siendo un lugar inclusivo y acogedor para todas las personas, sin importar su origen o condición social. Con estas ideas nos fuimos a la calle a escuchar y amplificar las opiniones de trabajadores, trabajadoras, transeúntes y todas las personas interesadas en lo que pasa en la Plaza Botero a partir de la decisión de la Alcaldía de Medellín de cercar el paso y controlar el ingreso al espacio público. En el marco de las actividades de “Viva la plaza viva” en colaboración con el Museo de Antioquia, nos sentamos al lado de todas estas personas y aquí compartimos parte de lo que expresaron:
Voces que están de acuerdo con las medidas tomadas por la Alcaldía de Medellín y voces en desacuerdo que reclaman por la inclusión en la toma de decisiones, personas que piden a la institucionalidad que se les tenga en cuenta y que se piense en su derecho al trabajo, al espacio público, a habitar la ciudad.
Justamente son estos reclamos de las y los ciudadanos los que alientan al Museo de Antioquia a tomar posición sobre la situación y movilizarse para propiciar espacios de conversación con la Alcaldía de Medellín y con el Instituto de Cultura. Una ciudad que debe construirse para ser habitada, no para ser vendida, como lo expresa Camilo Castaño, curador del Museo de Antioquia.
Entre las distintas miradas que escuchamos durante esta jornada encontramos palabras respetuosas pero contundentes frente a la necesidad de implementar medidas para una solución integral, se reconoce que si bien el tema actual pasa por las afectaciones que se tienen con el cercamiento del espacio público, sigue latente la preocupación por la atención de todo aquello que sucede de esa frontera metálica hacia adentro pero sobre todo de los problemas que no se solucionan de esa “frontera hacia afuera, aquellos problemas que no merecen ser tirados debajo de la alfombra para que no se vean.
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