Entre montañas que traen historias y ríos que llevan consigo los sueños de un pueblo, Ituango se reinventa. Sus habitantes, forjados en la adversidad, hoy escriben un nuevo capítulo en busca de la paz.

Acá, sí, en Ituango, la naturaleza y sus colores se encargan de darnos grandeza, valor y libertad. La diversidad cultural, como la de la comunidad indígena de los Emberá Katio, con su conocimiento ancestral, nos hace ricos para curarnos de todo mal. Entre montañas que, hacia el cielo, gloriosas se elevan como buscando al Creador, se encuentra Ituango, con su mágico esplendor. Pueblo pujante que en el Norte de Antioquia siembra, después del dolor, esperanza de paz. Su gente inspira pasión en cada acto que hace, dejando en evidencia lo grande que son.

La brisa suave de la mañana acaricia los rostros de sus habitantes, mientras el sol asoma tímidamente entre los picos de las montañas, bañando de luz los campos verdes que se extienden más allá de la vista. Las aves cantan sus melodías, anunciando el comienzo de un nuevo día lleno de promesas y sueños por cumplir.

En cada rincón de Ituango se respira aire de resiliencia y comunidad. Las carreteras marcadas por historias de lucha, muestran lo aguerridos que sus personajes suelen estar. No hay ningún lugar que, de este montañoso municipio, se quede sin contar lo amargo que fue el conflicto armado, un recuerdo vivo de un mal pasar, porque se respiraba intranquilidad acompañada de desesperanza e infelicidad.

Con este testimonio de uno de sus habitantes, ya usted se imaginará: “Me tocó ver cómo fueron hasta la casa de un muchacho para matarlo; él se metió debajo de la cama, de allí lo tuvieron que sacar y ahora en el cielo debe estar”. Lo que usted y yo usamos para descansar, sí, la cama, ayer muchos la usaron para tratar de salvaguardar su vida de un arma voraz. Y en cada vereda, corregimiento u hogar le tienen algo similar para contar.

Es a raíz de este cansancio social que en 2016 se logra el Acuerdo de Paz, de allí nacen los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial – PDET – a través de los cuales se busca la estabilización y transformación del territorio y ofrecen una nueva oportunidad de silenciar las armas y potencializar la paz.

Los proyectos PDET están dejando una huella importante en Ituango. Vías que antes eran intransitables ahora conectan a las comunidades, facilitando el comercio y el intercambio cultural. Los campos, otrora abandonados, florecen gracias a proyectos productivos que generan ingresos y fortalecen la economía local. Algunas veredas ahora cuentan con casetas para el encuentro y el diálogo en comunidad, asunto clave para el desarrollo territorial. Y así por el estilo diversos proyectos de paz cobran vida en este municipio.        

Al ser territorio PDET, Ituango se está transformando, reviviendo la esperanza en cada habitante. Como ocurre en la vereda El Quindío, donde la comunidad está celebrando el nuevo restaurante escolar se les ha entregado.

Restaurante Escolar La Pérez

Las mujeres y las niñas de Ituango son protagonistas del desarrollo territorial, demostrando su compromiso por la causa social. Su participación se centra en el sector rural, donde hay más brechas por superar, con el propósito de alcanzar una paz con justicia social.

Es así como hoy en el municipio de Ituango se viven otras realidades, unas en las que la esperanza es protagonista en el diario vivir de su comunidad. A pesar de las heridas del pasado, los ituangueños han demostrado una fuerza inquebrantable, levantándose de nuevo para construir un futuro lleno de oportunidades. Ellos saben que la violencia aún da pasos por sus caminos y carreteras, pero no con la huella que les dejó en el pasado, por eso sienten un ambiente distinto, uno que les da ganas de seguir apostándole a la construcción de paz desde proyectos territoriales que les permita seguir haciendo vida en sus montañas del alma.

Reporteros comunitarios del municipio de Ituango