Contaban los abuelos, hace muchos años, que el bosque era el lugar muy peligroso. De día o de noche había que tener mucho cuidado al entrar. En él había trampas, animales salvajes, personas malintencionadas. La ciudad, en cambio, parecía un refugio: mucha gente, casas firmes, luz en la noche, sitios donde jugar, escuelas donde aprender.
Con el paso de los años, nos preguntamos ¿Dónde crecer?
Hoy, la ciudad se ha convertido en ese bosque peligroso y temido. Los parques ya no invitan al juego; en las casas, las calles, las escuelas o en el bus, ser niño, niña o adolescente es un riesgo constante.
¿Medellín para quién? es la pregunta que resuena desde hace algún tiempo en las calles de la ciudad. Aquí respondemos: para los niños y las niñas.
En esta campaña, los niños y las niñas hacen un llamado para que Medellín sea una ciudad donde crecer seguros. Y las organizaciones sociales, entregan herramientas cotidianas para hacerlo posible.
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