Si la felicidad no es un estado de ánimo, ni tampoco un momento fugaz, ni un sentimiento que dependa de otros; entonces ¿qué es ser feliz?

La felicidad es en sí misma la vida. Es la capacidad que tenemos de entregarnos a nosotros mismo. La felicidad nos habita, no está allá, es un mandato personal.

Vivimos nuestra felicidad cuando nos hacemos responsables de nuestra propia vida y asumimos cada una de nuestras decisiones, comprendiendo que soy feliz por naturaleza y no por estar a lado de otros.

Porque si vivo en felicidad pueda habitar con el otro.

Felicidad es amarme yo y comprender que en cada momento aprendo dichas y valoro tristezas. La felicidad nos habita como la luz habita el día y la oscuridad la noche. Nuestra felicidad esta incluso en los momentos más oscuros de la vida.

Feliz no es el que se ríe, eso es alegría. Feliz es quien aún sin reír, sabe que esa tristeza es solo un momento pasajero.

Expresar nuestra felicidad es abrazar, escuchar, es poner un bálsamo de amor en las palabras, sin importar para quien vayan dirigidas.

Expresar la felicidad es cuando frente al verdugo de mi hermano, le abrazo sabiendo lo que hizo y luego digo ¡Te perdono, no te comprendo, pero te perdono!