Gonzalo Zapata sueña con tener un local en el que pueda hacer y vender sus artesanías, esas mismas que aprendió a fabricar mientras realizaba un proceso de rehabilitación, luego de que una bala perdida le quitara la posibilidad de ver con sus ojos.
Él vive cerca a la 45 en Manrique Central y todos los días sale de su casa y recorre las calles de la ciudad vendiendo manillas, denarios, camándulas, porta celulares y otras “cositas” más que dice también sabe elaborar.
En un inicio ofrecía sus artesanías en los parques y a las afueras de las iglesias, pero se ha querido formalizar, por eso ahora prefiere comercializarlas en distintas ferias que se organizan en la ciudad para promover iniciativas como la suya.
Dice que aunque la vida le enseñó a ver de otras formas, aún persisten barreras sociales y físicas con las que debe lidiar en su cotidianidad, por eso hace la invitación a interesarse más en las personas con discapacidad, para aprender de ellas como construir un mundo con más inclusión para quienes tienen alguna deficiencia funcional como él.
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