A inicios del 2020 dábamos cierre a un proyecto que hace parte de un proceso que acompañamos hace varios años. Nos encontrábamos alrededor de la cocina, o mejor, de lo ya cocinado, para socializar en la Universidad Luis Amigó las experiencias del proyecto “Cocinando Las Esquinas – Territorios con sabores de memoria”.
En la mañana llegaron las mujeres desde La Cruz y Ciudadela Nuevo Occidente con sus sonrisas inmensas; algunas muy tranquilas y otras muy emocionadas porque era una oportunidad más para conversar, para compartir sus saberes, sabores y sus memorias.
Empanadas, tamales, pasteles, arroz con leche, salpicón, jugo, arepa con carne desmechada, y otras delicias de la cocina comunitaria, robaban la mirada de estudiantes y maestros que al paso por los stands no se resistían de probar estas delicias. Entre mordisco y mordisco se preguntaban ¿Quiénes son estas mujeres?
Tímidamente se fueron acercando y degustando. A la vez que probaban las preparaciones se atrevían a tomar los audífonos que estaban dispuestos para conocer parte de los relatos de las mujeres que allí mismo les atendían. Mientras esperaban la devuelta observaban el registro fotográfico y leían las historias que les permitió conocerlas más. Poco a poco fueron llegando respuestas a la pregunta que les rondaba en la mente.
A inicios del 2020 no sabíamos que una pandemia nos guardaría en las casas por tiempo indeterminado, no sabíamos que tendríamos que afrontar nuevas formas de hacer la radio, no sabíamos que podríamos extrañar tanto el volver a los territorios, a conversar en la acera, a cocinar en la esquina y degustar las historias dulces y no tan dulces que la memoria nos permite.
Ese día también nos unimos para preparar un gran salpicón y compartir con los asistentes al evento. Unas manos picaban la manzana, mientras relataban cómo llegaron desplazadas a esta ciudad. Otras manos estaban picando las peras mientras su relato nos permitía conocer cómo la cocina guarda la memoria de sus ancestros y costumbres. Así, fruta a fruta y voz a voz, se construyó un recuerdo que nos invitó a seguir visitando las cocinas, a seguir preparando nuestro alimento desde la radio.
Hoy este recuerdo nos permite volver a la calle. Nos invita a seguir escuchando lo que pasa en las esquinas, lo que se come, lo que se prepara, lo que se siente. Hoy seguimos cocinando para estar juntos.