Pastor de Jesús Montes Osorio tiene 27 años y es de una vereda de Nariño, Antioquia. Es campesino a mucho honor, y el tiempo que pasa en la finca lo dedica a trabajar en el cafetal, a cortar caña y a sembrar plantas que ayudan a la soberanía alimentaria como maíz, fríjol, yuca, coles, piña, pimentón y plantas aromáticas.
“Me gusta sembrar, pero también tenemos animales en la finca: gallinas, cui, pollos gigantes o de engorde, peces y conejos. Además, desde hace tres he años he venido apostándole a la apicultura, que es el trabajo con las abejas africanizadas, del cual he aprendido muchísimo. Y el otro trabajo con abejas que he venido desempeñando es el de la meliponicultura, que ya es con abejas nativas sin aguijón”.
Un líder que nace y se hace
A Pastor le encanta el campo, su amor por las plantas y los animales es casi desmedido y, como si fuera poco, día a día está en la búsqueda de nuevos conocimientos que no solo le ayudan a él, sino también a su comunidad: “Estoy haciendo un curso de fotografía y dos diplomados; uno de economía circular y otro sobre liderazgo. Pertenezco al Cuerpo de Bomberos Voluntarios del municipio, y en algunos procesos sociales trabajo para ayudar a las familias que necesitan algún tipo de ayuda”.
A la edad de 13 años le empezó a llamar la atención el cuento de los procesos sociales y el liderazgo campesino. Por esa época empezó siendo el acompañante del personero estudiantil de su vereda; un año después, él fue el personero. Luego, ingresó como secretario a la Junta de Acción Comunal. “Estar ahí, me abrió las puertas a muchos otros procesos sociales. Y ahí estoy, me atraparon, me encarretaron bastante. Hoy sigo aprendiendo y estoy más enamorado de los procesos y el liderazgo social”.
El campo, una lucha de todos los días
Lo que más atrapa la mente de Pastor es la lucha ambiental. En el 2013, empieza a interesarse, a investigar sobre la minería, los monocultivos y las pequeñas centrales hidroeléctricas. Ese mismo año, empieza a hacer parte del Movimiento Social por la Defensa del Agua, la Vida y el Territorio.
Que, si uno quiere ir al río a hacer un sancocho comunitario, efectivamente pueda encontrase con el río y no con una represa o un lugar que ya es privado
Pastor de Jesús Montes
Campesinos, desplazamiento, afectación ambiental, minería y el desarrollo del campo. Estos son algunos de los temas e intereses que rondan por la cabeza de Pastor y que lo motivan a trabajar de la mano de su comunidad.
“Por ejemplo, en mi territorio, la minería legal o ilegal, siempre trae grandes afectaciones, no solo ambientales, sino también sociales. Ese tema siempre está ahí, latente. Y otra cosa que me llama mucho la atención es el trabajo con los jóvenes, y afortunadamente he podido liderar varios procesos sociales con ellos en mi comunidad y en otras comunidades a través de la literatura, la danza, las artesanías… Esta es una forma de ayudarles a crear recursos propios”.
Pastor defiende el territorio, no solo porque pertenece a él, sino porque él mismo es territorio, se siente parte de él, quiere seguir habitando este paraíso, y por eso busca relacionarse de la mejor manera con el campo, busca desde todos los aspectos minimizar los impactos negativos. “Que tanto uno como la tierra, estemos sanos. Defiendo el campo porque quiero seguirlo habitando en condiciones dignas. Que uno, la familia y la comunidad podamos estar tranquilos, movernos tranquilos. Que, si uno quiere ir al río a hacer un sancocho comunitario, efectivamente pueda encontrase con el río y no con una represa o un lugar que ya es privado del que todos no podamos hacer uso”.
Una lucha, un viacrucis
Pero la lucha social y ambiental no es tarea fácil. Pastor siente impotencia cuando no puede hacer todo lo que su mente trama y lo que su corazón proyecta para la comunidad y, quizás, el viacrucis que más lo flagela son los asesinatos de las y los jóvenes de su territorio. “La familia, los vecinos, la gente justifican el por qué los asesinan. Siempre dicen cosas como -ah es que ese fumaba su bareto y por eso lo mataron-Es horroroso que la gente haga eso, eso me genera impotencia”.
El camino ha sido largo y culebrero para este líder campesino; sin embargo, las alegrías y satisfacciones también han sido grandes y son los detonantes perfectos para hoy seguir en la lucha por defender el campo. Compartir con sus vecinos, realizar talleres con las y los jóvenes, enseñar sobre soberanía alimentaria y ver cómo otros se aventuran en la siembra para crear hasta un emprendimiento; recoger lo sembrado es un “una belleza”, es un “fresquito” para el alma, es motivación y satisfacción pura.
Ese tipo de cosas le generan plenitud a uno. Que ellos lo sobrepasen a uno es la motivación para seguir camellando y haciendo cosas por la gente, la vida digna y el municipio.
Pastor de Jesús Montes
0 comentarios
Trackbacks/Pingbacks